Qué necesitas
- Agua caliente
- Bicarbonato de sodio
- Esponja o paño de cocina
- Jabón para platos
Cómo funciona
Es súper sencillo y no hay que fregar. Retira los filtros de la campana extractora y colócalos en el fregadero. Llena el fregadero con agua caliente hirviendo. A continuación, añade un buen chorro de bicarbonato de sodio. El bicarbonato de sodio es un potente limpiador que garantiza la disolución de la grasa. ¿El filtro está muy sucio? Entonces añade un poco de jabón para platos. Asegúrate de llenar el fregadero con suficiente agua caliente para sumergir los filtros. Déjalos en remojo durante una media hora. Si los filtros no caben completamente en el fregadero, sumerge también la otra mitad de los filtros. Saca el tapón del fregadero y verás que los filtros vuelven a estar increíblemente limpios. Acláralos bien con agua fría para asegurarte de que eliminas toda la grasa. Deja que los filtros se sequen completamente al aire antes de volver a colocarlos en la campana.
Mientras los filtros están en remojo, puedes limpiar fácilmente el resto de la campana con una mezcla de bicarbonato de sodio y agua. Simplemente mezcla un poco de agua caliente con bicarbonato de sodio. Espera hasta que el bicarbonato se haya disuelto en el agua. Sumerge una esponja o paño de cocina en la mezcla de agua y bicarbonato de sodio y simplemente limpia tu campana extractora. A continuación, sécala con un paño seco y tu campana extractora brillará como nunca. Limpiar la campana extractora nunca ha sido tan fácil.
Fuente: libelle | Imagen: pixabay