El águila que dejó sin palabras a todo un vecindario

El cachorro pertenecía a la familia Wilson, que desayunaba tranquilamente en el porche unos minutos antes. Un momento antes su perro jugueteaba al sol, y al siguiente había desaparecido. La señora Wilson apenas podía hablar. “Estaba justo ahí”, murmuró sin aliento. “Pasó tan rápido.” En cuestión de minutos, la tranquila calle se llenó de vecinos preocupados, intentando entender lo que acababan de presenciar.

Pronto se organizó un pequeño grupo de búsqueda. Decididos a recuperar al cachorro, cogieron linternas, prismáticos y algo de valor. Algunos se calzaron botas de agua, otros llamaban al perro por su nombre mientras se repartían. Juntos se adentraron en las colinas boscosas tras el vecindario, siguiendo el mismo rumbo que había tomado el águila. Con cada paso, el corazón les latía más deprisa, aferrándose a la esperanza de no llegar demasiado tarde.