Lo compró por diez dólares. Lo que encontró dentro te dejará sin palabras

Eligió el sobre de arriba y deslizó un cuchillo de mantequilla bajo la solapa reseca. Dentro había una carta escrita con letra cuidada. “Si estás leyendo esto, es que no he vuelto a casa”, decía, con trazo firme y la tinta algo corrida por el tiempo. Debajo había un triángulo de tela doblada, azul oscuro con pequeñas estrellas blancas, y una medalla descansando sobre él, como un corazón detenido entre latidos. Nate tragó saliva, porque la habitación se había quedado en silencio absoluto.

Abrió la cajita envuelta en flores, luego la bolsita de terciopelo, después los sobres restantes, conteniendo la respiración con cada hallazgo. La carta hablaba de promesas y de sueldos que nunca llegaron al buzón correcto. Explicaba un plan sencillo y generoso, por si el autor se quedaba sin tiempo. Dentro de la caja fuerte, apilados con cuidado y olvidados durante décadas, había bonos de ahorro de la serie E sin cobrar y un Corazón Púrpura, el último regalo de un soldado a un futuro que quiso proteger. Los bonos, todos firmados y conservados, habían crecido en silencio hasta convertirse en una pequeña fortuna, suficiente para pagar dos veces la casa de Nate. Y la nota terminaba con una frase que le hizo temblar las manos: “Por favor, usa esto para cuidar de quien lo encuentre, y dile a mi hija que nunca dejé de intentarlo.” La verdad era más extraña de lo que nadie esperaba, y estaba allí mismo, sobre su mesa de trabajo.